sábado, 21 de mayo de 2011

Ezequiel 1,15-27

"Y sucedió que el año treinta, el día cinco del cuarto mes, estando yo en medio de los cautivos, junto al río Cobar, se abrieron los cielos, y tuve visiones de parte de Dios. (2) En el día cinco del mes, en el año quinto de la deportación del rey Jeconías, (3) llegó la palabra de Yahvé a Ezequiel, hijo de Buzí, en la tierra de los caldeos, junto al río Cobar; y fue allí sobre él la mano de Yahvé. (4) Miré, y vi como venía del norte un torbellino, una gran nube y un fuego que se revolvía dentro de si mismo. Alrededor de ello había un resplandor y en su centro algo semejante a un metal brillante que salía del medio del fuego.
(5) En el medio había la figura de cuatro seres vivientes, cuyo aspecto era este: tenían semejanza de hombre (6) y cada uno tenía cuatro aspectos y cada uno cuatro alas. (7) Sus pies eran rectos, y la planta de sus pies era como la planta del toro; y brillaban como bronce bruñido. (8) Por debajo de las alas, a los cuatro lados, salían brazos de hombres, todos cuatro tenían el mismo semblante y las mismas alas, (9) que se tocaban las del uno con las del otro. Al moverse no se volvían para atrás, sino que cada uno iba cara adelante. (10) Su semblante era este: de hombre por delante, tenían también, cada uno de los cuatro, de león a la derecha, de toro a la izquierda los cuatro y de águila atrás. (11) Sus alas estaban desplegadas hacia lo alto; cada cual tenía dos alas que se juntaban con las del otro, y dos de cada uno cubrían su cuerpo. (12) Todos marchaban de frente, a donde los llevaba el espíritu allí andaban, sin volverse para atrás. (13) Había entre los vivientes fuego como de brasas, encendidas como antorchas, que discurrían por entre ellos, del fuego salían rayos. (14) Los vivientes iban y venían como el relámpago. (15) Y mirando a los vivientes, descubrí junto a cada uno de ellos una rueda que tocaba la tierra. (16) Las ruedas parecían de turquesa, eran todas iguales, y cada una dispuesta como si hubiese una rueda dentro de otra rueda. (17) Cuando avanzaban marchaban hacia los cuatro lados, y no se volvían al caminar. (18) Sus llantas eran muy altas y causaban espanto; pues las llantas estaban todo en derredor llenas de ojos. (19) Al ir los vivientes, giraban junto a ellos las ruedas, y cuando se alzaban de la tierra los vivientes, se alzaban también las ruedas. (20) Hacia donde los llevaba el espíritu a marchar, marchaban, y las ruedas se alzaban a la vez con ellos, porque tenían las ruedas espíritu de vida. (21) Cuando iban ellos, iban las ruedas; cuando ellos se paraban, se paraban ellas, y cuando se alzaban de la tierra, se alzaban porque había en las ruedas espíritu de vida. (22) Sobre la cabeza de los vivientes había una semejanza de firmamento, como de cristal deslumbrante, que se extendía por encima de sus cabezas. (23) Y por debajo del firmamento estaban extendidas sus alas, una frente a la otra, cada uno tenia dos por un lado y por el otro; las cuales les cubrían el cuerpo. (24) Oía el ruido de las alas como ruido de río caudaloso, como voz del Todopoderoso, cuando marchaban, como estruendo de campamento; cuando se detenían plegaban las alas. (25) Y una voz salía del firmamento que estaba sobre sus cabezas. Al pararse ellos plegaron sus alas. (26) Sobre el firmamento que estaba sobre sus cabezas había una piedra de apariencia de zafiro a modo de trono, y sobre la semejanza del trono, en lo alto, una figura semejante a un hombre que se erguía sobre él. (27) Y de lo que él aparecía de cintura arriba, era como el fulgor de un metal resplandeciente y de cintura abajo, como el resplandor del fuego y todo en derredor suyo resplandecía. (28) El resplandor que lo rodeaba todo en torno era como el arco que aparece en las nubes en día de lluvia. Esta era la apariencia de la imagen de la gloria de Yahvé. A tal vista caí rostro a tierra, pero oí la voz de uno que hablaba...".

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